venerdì 12 dicembre 2014

La tenue invención de la vida


Cuando escribo, ¿quién redacta? A caso no está mi mente muy condicionada por el lenguaje de la naturaleza, a caso no está llena de esos libros que dejaron como legado las grandes mentes de la existencia, a caso también no reacciono para todo con la imposición de mi personalidad. Yo escribo sobre el amor, conocimiento "universal", con mis propias manos, observando claro, el alma de la persona amada y relacionándola con las más excelsas vistas que me enseñó la vida (redactamos, entonces, en este momento, yo y mi vida, y todo lo que en ella vi). Yo escribo ahora, sobre la luz a través de las persianas (castigo mortal para los amantes de la linda actividad que es soñar); la terminé por considerar una idea propia, este día me levanté y me quemaba en los párpados ese sol infame. Vayamos ahora a un nivel más adentro; yo escribo sobre la migración de ciertas aves de norte a sur y viceversa, de acuerdo al clima, según sea conveniente para su supervivencia y la de sus vástagos; no es imposible que yo haya tomado, de mi vida, años y años para esta ardúa investigación, pero es mucho más razonable que yo haya leído todo esto en un libro de ciencias, o quién sabe, Neruda escribía de flores, Hemingway sobre bestias y Chateaubriand parecía haber estudiado botánica y veterinaria. Es este momento no sé si yo redacté, quizás fue el libro que yo leí, me impuso la idea y yo tonto la copié; quizás fue la existencia, me dijo que las cosas tenían que ser así y que en esos libros hay de esto; quizás fue el destino, quién me llevó de un libro a otro para poder escribir sobre las aves, incluso me impuso que escriba sobre ellas; quizás fue dios, la divinidad se encaprichó con los ovíparos alados que gustan del nomadismo arcaico, ¿quién escribe? Si para presumir un libro (o una enciclopedia en el mejor de los casos) Brigthoff debió leer la obra completa de Nietzsche, Spinoza y Morelli (quién por poco y no se vuelve loco). ¿Brigthoff hubiese podido escribir si alguno de estos tres no hubiese jamás existido?, de seguro que podía, tenía un gran talento para las materias que requieren un pensamiento extenso y profundo, pero nunca hubiese podido escribir la misma obra. De algo estamos seguros, Brigthoff se valió de conclusiones propias, que así mismas fueron engendradas de ideas ajenas, de la misma forma en la que a Homero lo leyó un bibliografo religioso y a este un pequeño Dante, y a este otro Shakespeare, quién influenció en los románticos y los románticos en Ghandi, pero también en la grande Francia, patria influyente por excelencia de los más grandes poetas latinoamericanos, y así sucecivamente en un sinnúmero de robos y talento, como un mundo esférico, un uróboro interminable.
Pero he aquí la pregunta decisiva: ¿quién escribió al mundo? Si así como acabo de describir a Morelli (invención completa de Julio Cortázar), a quién ustedes ya habían imaginado con bigotito de años veinte y cabello cano, acabo también de describir a Brigthoff (infalible invención mia), quién creó esa fórmula siniestra de que de la misma naturaleza de los sueños son los tiempos de las vidas, y lo comprobó (por algo estuvo apunto de enloquecer), y ustedes mismos (se impresionaron de su capacidad enciclopédica), les dieron vida a dos nuevos seres, complejos como saben ser, entonces ¿quién les dio vida a ustedes?