martedì 31 dicembre 2013

Cartas a Cèline I

Madame Céline, la de mi fatigado corazón cuando las pesadillas o una apasionada posición en el lecho, me habrás de perdonar algún día desde esa neblina que llamas casa y habrás de salir durante lluvias de juguete, como si nada, y me recordarás. 
No te escribo porque me gusta tu vientre o tus delicados senos que saben llorar, bien sabe dios que a tu ojos más he amado que al farsante ego tantas veces reprochado del que me jacto sin pensar, ¡qué niño he sido! Te escribo para contarte del país en donde no existe el día, en donde nos levantamos de noche con olor a tabaco y manejando los cuerpos desde el fondo, nos escondemos y andamos por el mundo bajo la luna a medias, bajo cinturas y gabardinas, bajo una capa de mediocridad.
Céline, quisiera preguntarte si por la tierra de azfalto ya subió la marea, o acaso, los colores de plata ya cambiaron sus tonos. Céline, ¿no te hago falta en tu pieza?, mi aroma de niño, mi tablero de vidrio. Céline, a esa calle vacía de nombre precursor , ¿no llegan mis fantasmas helados? Céline a las doce la muerte estará en la escalera y para mi defensa solo cuento con alcohol y pesadillas, pesadillas que me despiden con rechazos de la dulce vida que cada vez más lejos está, me cuesta tanto mirarla, Céline. 
Céline desde aquí se ven tres hogueras, para una me esforcé, no te lo niego, y todas llegarán, siempre todas llegan, uno no causa su incendio porque sí, Céline, uno quiere quemar o ser quemado, es simple. La otra vez el balcón me excedió con pastillas, la otra vez en mi cama, me observaba desnudo, Madame Bathory. Querida esto solo sucede aquí, en dónde los prados son verdes y huelen a sal, en donde palacios y castillos hermosos saben a sangre.
Oh querida, Céline, afuera hace frío y no es por tu ausencia. Tú lo solucionas con chocolates y Rimbaud, ¡ya vez que te conosco!, yo lo resuelvo con wiskhy y Polanski, y nunca es tan entretenido hacerlo de uno. Céline en este lugar todo se hace de uno, los diálogos son siempre con uno mismo, las fiestas son solo las sombras de mí, las calles, espejos petrificados, reflejos descuidados y mal disfrazados de mí.
Tú no sabes, Céline, tú todavia criticas fervientemente los complejos de tu fúnebre región, tú todavía reniegas de la política ignorante, tú piensas que el mundo se acaba ahí y que equivocada estás, Céline, el mundo de esta parte está mucho peor, son almas pasajeras bajo lluvias torrenciales, son robots programados para ser esclavizados, son sonrisas de mentira hechas de máscaras de Fawkes, son ausencia de motivación eterna, búsqueda de razón de vivir interminable, son víctimas de valium y otras porquerías, adictos al trabajo, a las ganas de llorar sin explotar.
Tú no sabes, Céline, tú todavia exiges que a Kafka lo dejen a tres soles y te olvidas de mí, pensando en el París con aguacero y en mis sueños de artista qué cumplir, tú todavia me amas, Céline, tú te sacrificaste por los dos, me regalaste a Cortázar y yo lo desperdicié, y envidias que mi vida sea perfecta sin ti. Qué equivocada estás, Céline, si vieras que yo soy ya uno de ellos, que me hechizaron para comportarme como en su ritual, si supieras lo estúpido que es todo esto, que Dante es suicida una vez por infierno y lo absurdo me enamora cada día más sin querer.

Nessun commento:

Posta un commento