No nos amábamos o quizás lo hacíamos, pero eso no importaba. ¿A caso algo importa cuando puedes ser sincero sin miedo?, como si uno tendría que preguntarse si eso que siente, que lo despierta con la sonrisa en el rostro y le regala sueños, los más bizarros pero también los más hermosos, es precisamente el amor. Como si no estuviese uno demasiado ocupado de la mano o de la cintura o de sus ojos tendido y por su alma acariciado, como si uno no intentara dar todo lo que tiene, c...omo nunca antes hubiese pensado y cada vez se sientiera más dichoso y lo espectacular de la alegría que es por fin valer, no impregnase cada recodo de la existencia.
No preguntábamos mucho, la verdad nos pasábamos la mitad de nuestras vidas haciendo el amor, inmortalizando a cada momento esas cosas simples de las cuales estamos realmente hechos, priorizando un suspiro, unas lágrimas de alegría, una desnudez impecable, un pudor inocente, un sudor reprimido y dos cuerpos tendidos en eso que muchos han querido llamar paraíso. Lo demás del tiempo lo dedicábamos a nuestros hobbies, los suyos se convirtieron en los míos, los míos fueron los suyos, y aunque a veces salíamos para demostrarle al mundo que la felicidad existe, no había mejor lugar que nuestro lecho. Nos amábamos ¿o no?, tal vez no suceda otra vez, o me estoy equivocando, o el amor es más, pero ¿a caso importa? Si sonreímos por sensateces, si bebimos de la alegría, ya es suficiente y más.
