venerdì 11 dicembre 2015

Primer diálogo (Reflexiones II)

- Me abraza la inconstancia ...
- ¿Te abraza?
- Sí (ni tú ni Freud me han entendido), a veces escribo, luego no puedo más, me hostiga hasta casi asfixiarme, me rindo, es como el amor.
- ¿Qué lo hace como el amor?
- Lo de siempre (¿y te habías comido el psicoanalisis para esto?, ¿conoces a Nietzsche?, sí el que mató a dios, pero Hitler no tuvo nada que ver). Alguna vez ¿has vivido en un sueño?
- No, ¿tú sí?, cuéntame ...
- Cuando ando, cuando sueno una melodía y cuando pinto. Hace mucho que no amo de la forma correcta, pero igual sueño. Me la paso más allá que acá, supongo que es menos hostil que todo esto. Y por allá nada me da asco, desde aquí el susurro, tu aliento, tu forma hipócrita de decir que te interesa mi caso, todo eso me aterra. Mi caso no te interesa, ni yo, si no lo que te pagan para curar. Así lo llaman, curar, el ser cura lo que no comprende, lo transforma. ¡A la mierda Newton! Ahora dirás: "es ira". Todo tiene una etiqueta, sabes qué, no me molesta, me enferma. Por eso prefiero irme y en mis ratos callados, con una linda chica al lado, ella me pregunta: "¿Qué haces?". Es demasiado pronto, linda, para entender a alguien que ya se fue. Tú solamente regálame los bienes terrenos, yo me encargo después de encontrarme la loca, que como yo quiera recostarse a jugar enserio. Una vez amé y ella también me amaba, nuestros cuerpos danzaban, pero no conoces a Nietzsche, ¿o sí lo había preguntado?, como la Maga, y ahora Cortazar, pasando de aquí a allá. Fantasticábamos juntos, nadie nos supo entender. Yo iba a dar mi vida por ella, cumplimos roles que jamás volveremos a cumplir y visitamos la Luna de vez en cuando, en Silencio, y esto sí lo comprendes porque es Freud y también Breton quizás. Cuando nos dejamos, porque nos quisimos tanto, (y este es Bruckner), supe que tenía que morir. Pero no morí, jamás te llevan cuando lo intentas y ella lloró pero de lejos. Entonces un lavado gástrico pero yo no supe entender, me pasaba horas visitando recuerdos de ensueño, cosas que jamás te sucederán porque tú sí entiendes que hay que trabajar, dormir y comer para volver a hacer lo mismo al día después. Fue cuando aprendí a ir más allá, despegarme del mundo, volar, ahora poco me interesa de la basura en las calles y de las guerras del sistema, me convencí de que no nací para esto. Es mejor vivir allá.
- ...
- ...
- ¿Ahora estás allá?
- ... ¿Por qué no cambiamos los roles?, yo seré el loquero y tú el orate. Pretenderé cambiarte el espíritu, volverte un poco más cuadrado, solamente hasta el punto justo, para que puedas "entrar en sociedad".
- No me gusta tu pesimismo.
- A mí tampoco la Dopamina. - Está bien, te contaré mi caso. A diario, escucho los lamentos de mis pacientes, pero también sus ideales y sus miedos. Generalmente, la gente que tiene dos intentos de suicidio en el historial, vive deprimida, razón por la que, su aspecto es sombrío. Tú no, te brillan los ojos cuando hablas de amor y de los sueños, y esto es subjetivo hasta para mí. Según yo no estás enfermo, estás perdido. - ... Maravilloso intento pero no juegas bien y has hecho trampa. ¿Sabes cual es el problema con ustedes? Mediante la ciencia no se llega al espíritu, ¿a cuántos has salvado? Creen que tienen las cosas en sus manos, pero no, yo me voy cuando yo quiera, y también el paciente trece y el que se cree la reina Isabel. El mayor error del ser humano es haberse autoflagelado las alas. Quizás en otros tiempos y en otras mentes tú habrías podido observarme el alma, ver lo que yo veo. Rimbaud lo veía y también Bovary, a su modo. - Te gusta la literatura, por lo que veo ... - A mí me gusta soñar. - ¿No veremos mañana? - ¿Tengo opción? Prefiero la rubia del segundo piso. - No tienes opción. - Dímelo cuando me vaya. - ¿Cuando te irás? - ...

La reliquia más barata (Reflexiones I)

¿Por qué el hombre sigue creyendo en la religión? Repetidas veces, el ilustre cuentista, Jorge Luis Borges, dijo que toda la cultura occidental está basada en registros atávicos del cristianismo, y que por lo tanto, todos y cada uno de los libros escritos dentro del occidente son la Biblia, reescrita una y otra vez, con diferentes palabras. Será que una sociedad que ha vivido por dos mil quince años en las manos de una idea, por más arcaica que sea, no puede quitarsela del pensamiento; y luego nos quejamos del Corán, a sabiendas de que es relativamente nueva la idea del otro profeta y que por lo tanto es más próxima y más coherente a las raíces de esa cultura. El filósofo Friedrich Nietzsche, quién buscó el bien común de la humanidad y quién jamás negó a Dios, al contrario de lo que se piensa, relató alguna vez las travesías que el hombre tendría que afrontar para llegar lo más cerca posible a la perfección, que es una utopía, pero con aires realistas, sucedió a la idea de que el hombre aspira con estupidez a la divinidad, cuando el hombre con cautela y un poco de esfuerzo podría llegar a ser algo así como un superhombre. Parafraseando al estudioso, la moral del occidente es perversa, para el ser humano y para su egoísmo, es perverso pretender que Dios es el centro del universo, cuando debería serlo el hombre, porque si el ser cree que está en manos de Dios, nada hará y nada evolucionará y por lo tanto se extinguirá; de lo contrario si el ser aspira a ser mejor, olvidándose de dios y teniendo el temple adecuado, podrá llegar a lo más parecido a dios, a lo que un ser puede aspirar. Es un dicho frecuente, que si uno quiere hacer las cosas bien, van mejor hechas por uno mismo; Nietzsche nos ha regalado el optimismo suficiente para ser mejores, pero nosotros seguimos escribiendo la biblia, como dijo Borges, y quizás lo haremos por la eternidad, con toda la estupidez y las guerras que eso comporte.

domenica 29 novembre 2015

Medicinas para ser feliz

- Me abraza la inconstancia ...
- ¿Te abraza?
- Sí (ni tú ni Freud me han entendido), a veces escribo, luego no puedo más, me hostiga hasta casi asfixiarme, me rindo, es como el amor.
- ¿Qué lo hace como el amor?
- Lo de siempre (¿y te habías comido el psicoanalisis para esto?, ¿conoces a Nietzsche?, sí el que mató a dios, pero Hitler no tuvo nada que ver). Alguna vez ¿has vivido en un sueño?
- No, ¿tú sí?, cuéntame ...
- Cuando ando, cuando sueno una melodía y cuando pinto. Hace mucho que no amo de la forma correcta, pero igual sueño. Me la paso más allá que acá, supongo que es menos hostil que todo esto. Y por allá nada me da asco, desde aquí el susurro, tu aliento, tu forma hipócrita de decir que te interesa mi caso, todo eso me aterra. Mi caso no te interesa, ni yo, si no lo que te pagan para curar. Así lo llaman, curar, el ser cura lo que no comprende, lo transforma. ¡A la mierda Newton! Ahora dirás: "es ira". Todo tiene una etiqueta, sabes qué, no me molesta, me enferma. Por eso prefiero irme y en mis ratos callados, con una linda chica al lado, ella me pregunta: "¿Qué haces?". Es demasiado pronto, linda, para entender a alguien que ya se fue. Tú solamente regálame los bienes terrenos, yo me encargo después de encontrarme la loca, que como yo quiera recostarse a jugar enserio. Una vez amé y ella también me amaba, nuestros cuerpos danzaban, pero no conoces a Nietzsche, ¿o sí lo había preguntado?, como la Maga, y ahora Cortazar, pasando de aquí a allá. Fantasticábamos juntos, nadie nos supo entender. Yo iba a dar mi vida por ella, cumplimos roles que jamás volveremos a cumplir y visitamos la Luna de vez en cuando, en Silencio, y esto sí lo comprendes porque es Freud y también Breton quizás. Cuando nos dejamos, porque nos quisimos tanto, (y este es Bruckner), supe que tenía que morir. Pero no morí, jamás te llevan cuando lo intentas y ella lloró pero de lejos. Entonces un lavado gástrico pero yo no supe entender, me pasaba horas visitando recuerdos de ensueño, cosas que jamás te sucederán porque tú sí entiendes que hay que trabajar, dormir y comer para volver a hacer lo mismo al día después. Fue cuando aprendí a ir más allá, despegarme del mundo, volar, ahora poco me interesa de la basura en las calles y de las guerras del sistema, me convencí de que no nací para esto. Es mejor vivir allá.
- ...
- ...
- ¿Ahora estás allá?
- ... ¿Por qué no cambiamos los roles?, yo seré el loquero y tú el orate. Pretenderé cambiarte el espíritu, volverte un poco más cuadrado, solamente hasta el punto justo, para que puedas "entrar en sociedad".
- No me gusta tu pesimismo.
- A mí tampoco la Dopamina. - Está bien, te contaré mi caso. A diario, escucho los lamentos de mis pacientes, pero también sus ideales y sus miedos. Generalmente, la gente que tiene dos intentos de suicidio en el historial, vive deprimida, razón por la que, su aspecto es sombrío. Tú no, te brillan los ojos cuando hablas de amor y de los sueños, y esto es subjetivo hasta para mí. Según yo no estás enfermo, estás perdido. - ... Maravilloso intento pero no juegas bien y has hecho trampa. ¿Sabes cual es el problema con ustedes? Mediante la ciencia no se llega al espíritu, ¿a cuántos has salvado? Creen que tienen las cosas en sus manos, pero no, yo me voy cuando yo quiera, y también el paciente trece y el que se cree la reina Isabel. El mayor error del ser humano es haberse autoflagelado las alas. Quizás en otros tiempos y en otras mentes tú habrías podido observarme el alma, ver lo que yo veo. Rimbaud lo veía y también Bovary, a su modo. - Te gusta la literatura, por lo que veo ... - A mí me gusta soñar. - ¿No veremos mañana? - ¿Tengo opción? Prefiero la rubia del segundo piso. - No tienes opción. - Dímelo cuando me vaya. - ¿Cuando te irás? - ...

giovedì 24 settembre 2015

Un arma de doble filo

Y esperarte, si ya sé que llegas. Yo lo sabía desde antes que tú conoscas mis melodramas, llenos de francesas y de hediondez adolescente embarrada. Así me comía la lengua, temblaba porque llegaras, te temía más de lo que te amaba, jamás me vi tan arrodillado. De pronto, tu alma pasaba del patio a la habitación con sus rastros de tabacos y otras plantas; yo la veneraba, y era el mismo ídolo siempre, y era la voz, la tortura, el eco de un recuerdo que quemaba. Todo se había resuelto en una llamada, me habían contado, de otras lenguas, había escuchado o habría querido sentir de casualidad, por qué me dejaste. Porque hemos errado de tal forma de hacer que un paraíso se transforme en una canción de hogar debastado por siete infiernos, ¿por qué hemos sido mezquinos de nuestras ganas? No había sido jamás ceguera, nuestras vistas se contemplaban solo para unirse en un rincón de allá en dónde la premisa es la felicidad y el goce un bocadillo de reserva. Pero todo se cayó, como los antiguos imperios y el misero sueldo de semiologos de nuestros cuerpos; no callamos ni un segundo, ni un evento, ni una foto, ni otra prueba de que indudablemente no éramos el uno para el otro en fidelidad matrimonial, nuestras carnes desgastadas se habían hecho promesas que no intentaban cumplir, que no querían existir más que en la virtualidad de dos soñadores. Eras mi obra maestra, por eso eramos cómplices en todo y dimos más que todo, incluso por los demás. Se trataba de otra cosa, esta vez, y por fin después de tanto jugar al amor, decidiste exiliarte, contarme que tal vez no nos han creado de a dos y que no soy lo mejor elección nunca más. La terrible y oscura idea de la soledad me comenzaba a saber a adicciones y lágrimas, y me aterraba además la idea de que ese era quizás el último día en que nos podríamos amar, con toda la tristeza y el derroche que eso signifique. Sentía pena de mí mismo, porque no podía ser fuerte, después de tanta gala con mis compañeros y el orgullo de saberme libre, pero esta vez sin ti; era una pesadilla. No tardaste mucho en volver, una madrugada, exaltada, aburrida y confundida; yo no sabía si recibirte, la soledad vino con sabor a otros amores y metas, y sueños sobretodo, y alcohol y damas que todavía me querían. Además me había reconstruido un orgullo con las bases que me quedaban, sin hacer un trabajo de arquitecto logré sonreirle al pasado como a una bonita película de Tarkovskij. Y a pesar de todo cedí, pues te acababas de dar cuenta de que no podías vivir sin mí, y yo de eso me quería aprovechar; lo que no te dicen del amor es que es un arma de doble filo.

domenica 9 agosto 2015

¿Qué es el amor?

No fue la historia de amor ideal, a esos amores los cuentan los que se lo han inventado y no han gozado de uno de los placeres más interesantes de la vida. Como sea,yo era arrogante, egocentrico y misterioso; no tenía idea de la mitad de las cosas que hace la gente que en realidad se quiere y tuvo que pasar mucho para aprender. Nos adentramos al sexo sin conocernos a nosotros mismos y descubrimos que la única cosa en la que se parecerán por siempre todas las parejas se llama perversidad sexual. Nos pasamos la mitad de una vida fingiendo querer porque queríamos enserio y no sabíamos como expresarlo; nos tomabamos de la mano como si cada uno fuese el trofeo del otro, hecho admisible, no eramos nada feos y en cambio bastante inteligentes. Repetidas veces lloramos juntos y también amamos llorando, y riendo; las bromas bajo las sávanas son siempre más divertidas. A veces comprabamos películas que teníamos que ver dos veces o tres, porque nos perdíamos seguido en nosotros y nos olvidabamos del mundo. Salíamos a comer y a bailar, dios cuánto bailamos y bebimos juntos, las cosas hermosas también pueden venir de la persona más ebria; así nos decíamos que nos amabamos, planeabamos un futuro juntos e intentabamos olvidar nuestro pasado. De esta forma siempre pasa, pero es importante, uno se pasará midiendo de por vida sus futuras relaciones a partir de la primera vez que amó; más o menos de quién te robó el corazón dependió tu destino eternamente. Yo todo esto lo decía, a pesar de que no lo conocía y ahora sí y me sorprendo de haber acertado, no porque tuve la razón, como suele suceder, si no porque realmente creí en al menos un segundo de mi vida que el amor era eterno. ¿Quieren saber qué es sorprendente?, que la persona que yace contigo todas las noches sepa hasta porque los lunes usas esas bragas, y contar los días juntos dibujando en las paredes, y arrepentirse de verdad de haber pensado en alguien más incluso sin decirlo. Y precisamente quién mejor te conoce es quién más poder tiene sobre ti, somos humanos, puerco espines imbéciles que prefieren morir juntos; conforme abres tu alma y te encuentras contigo mismo te das cuenta de que fue demasiado y piensas que quizás jamás volverás a sentir como sientes. Y de todas estas cosas también te enamoras por supuesto, y de sus ojos, grandes pedacitos de luna y noches estrelladas, y de su sonrisa, de todos sus tipos de sonrisa, las que se fingen, las que lloran, las que aman y las que exitan, y entonces te das cuenta de que no estás haciendole el amor a un cuerpo si no a la única persona que has querido más que a tus padres. Cosas como estas indudablemente se tienen que terminar para que podamos aprender que es ahí, en dónde jamás buscamos, en las pequeñas cosas en que reside la felicidad de la que tanto hablamos. Sería una tontería no darse cuenta de que una vez que se probó el amor ya nada pueda causar un conforte definitivo en nuestra persona, así es, ni mil carros lujosos, ni mi libro por fin publicado dará nunca más satisfacción que cuando amas y te sientes amado.
Nos la pasábamos besando, desayuno, almuerzo y cena de labios y lenguas y líbidos y tetas; más que abrazarnos los cuerpos, nos abrazabamos el alma, mientras contabamos en silencio cualquier cotideanidad del día día y al mismo tiempo las cosas que creíamos infinitas. La vida, ya no pretendía hacerse conocer, la vida ya se conocía y juntos crecíamos de corazón y de mente; cuánto peleamos, experimentamos las ironías de la rabia juntos y adoramos un solo dios siempre al final que nos proponía que todo se acabara mientras haya sexo. No me malinterpreten, hablo de la experiencia más cercana al cielo que hayan escuchado, hacer el amor, con sus tres palabras, no le puede hacer justicia al acto en sí porque las divinidades no se pueden escribir; si existe el milagro, puede que se le aproxime mucho. A veces escuchábamos música juntos y nos emborrachabamos, de whisky y de amor, y abrazados bailabamos la pieza más romántica del mundo, no porque lo sea obviamente, si no porque cualquier cosa hubiese sido buena en ese instante; nosotros nos queríamos como nadie y no llego a conocer hasta ahora nadie que haya querido como nos quisimos, y es inutil fingir que esas cosas no se añoran. Así de simple y real se ama, sin princesas ni pervertidos, solo con dos protagonistas que no pueden no estar juntos ni un instante de sus vidas. De pronto, sus metas son las tuyas, la ocasión perfecta lo es todo el tiempo y los paseos pasan de solares a monótonos, y también es por eso que se acaba. La novedad de la vida, del sexo y del amor no es novedad eternamente, y termina aburriendo porque el ser humano es el ser más mesquino que existe, y no nos damos cuenta, qué imbéciles, que todos los cimientos que forjamos con lágrimas y sonrisas están por desplomarse de la forma más banal y rudimentaria que exista. Cuando pasa el tiempo te das cuenta de que la epxlosión pudo ser cualquiera y de que no hay un culpable, si no que las cosas más exquisitas de la existencia están destinadas a no durar. Quien pretenda que hable, que cuente lo que no sucedió porque jamás amó como yo un día amé, sin contar con nadie más en mundos que solo son para dos. Gracias.
https://www.youtube.com/watch?v=twsVXLyLYsY

mercoledì 5 agosto 2015

La inevitable muerte de Carlos

La noche anterior, Carlos había sido, una vez más, esclavo de su rutina y se fue a dormir con las mismas promesas de hace una vida. El siguiente día, no hubiese sido distinto, si no por el semblante que adoptaban todos los demás al mirarlo. De pronto todo parecía una tragedia mal actuada, se hablaba del clima y de la familia con una naturalidad repetida, y sin embargo, detrás de esas pupilas atentas y semi-acogedoras se iban dibujando pequeños pedazos de lástima que casi emergían con la densidad que dios demanda y con la intensidad que la hipocresía no permite. Poco tardó Carlos en darse cuenta de que su fin había llegado y que como una profecía ajena a sus lamentos, todos se habrían enterado de su próxima y eminente muerte, excepto él. Lo peor era que los demás estaban tan convencidos de su futuro fallecimiento, que él no trató de persuadirlos de que no era cierto, por el contrario y sin explicación razonable, también él terminó por creerlo, tenía los días contados. No era que la cosa lo alegrase, no obstante tampoco le disgustaba; era simplemente que odiaba el hecho de tener que dejar este mundo sin haber experimentado, lo que la gran mayoría ha llamado "amor" y al mismo tiempo, estaba feliz de tener que romper su relación con un universo que siempre se ha mostrado hostil de frente a él. Pobre Carlos, cuando recién se percató de que iba a morir, todos lo sabían menos él, por lo que no tuvo el tiempo adecuado para despedirse; un día estaba ahí, conversando con su compañero sobre el noticiero de las veintidós, y al otro era lo mismo, solo que con nubes grises y una picadura en la garganta. "Mis amigos esconden algo", pensó y así descubrió en cada uno la verdad que nadie quería decir; "me falta poco", les preguntó y todos asintieron: fue suficiente. La noche en que lo supo, Carlos, se acostó, como todos los días, boca arriba para soñar con sirenas encantadas y duendes malditos, y no volvió a despertar. Quizás nadie se impresionó del suceso excepto él y no tuvo tiempo ni para contarlo, pero de nada hubiera servido, ya todos esperaban su muerte, como se espera de los árboles frutos y de las vacas, la leche. Lo más extraño es que encontrándome a uno de sus conocidos, intenté cuestionar, menuda interrogante, de qué forma se habían enterado todos que al aburrido Carlos se le iba a detener el corazón tan repentinamente, a lo que el gracioso compinche, no sé si por broma o por metáfora me respondió de la siguiente manera: ¿Quién es Carlos?

sabato 25 luglio 2015

Monótona decrepitud

Comenzó a vivir los días como si esperase algo, aunque en el fondo sabía que nada llegaría. Se pasaba las tardes sentado en su balcón, los años le habían cansado las ganas de actuar, pero no las de observar. Vigilando atentamente la nada, pensaba en eso que tenía que llegar y que no sabía qué era. Su mirada era vaga como priva de esperanza, y sin embargo estaba ahí siempre, apoyado en su mesedora a ver como se pasa el día. Era inevitable su rutina por lo cual no tardó mucho en darse cuenta de lo que en realidad esperaba: la muerte.
Jamás lo había pensado de esa forma; antes, aborrecía con frecuencia el hecho de pensar que ya no estará y se jactaba de su pretensión absurda de vivir más de cien años. De tanto estrellar su mirada contra el mundo de afuera terminó por darse cuenta de que a nadie más le importaba su existencia y que por lo tanto, su ausencia no se notará en las flores o en el sol, o en una bella dama o en los hijos que no tuvo.
La muerte no tardó en venir luego de sentirse anunciada y él hubiese tanto querido poder retarla al ajedrez pero nunca aprendió a jugarlo enserio y se dejó ir en un frágil suspiro de amor. Era cierto, después de tanto odiar a los enemigos, se les termina hasta amando le había contado su padre; lo mismo le sucedió con la muerte, la cual no sólo había demostrado ahora cuan provocadora podía resultar en todo el esplendor de su sensualidad, sino también le había enseñado el verdadero significado de la libertad del dejarse andar. La vida no sería tan bonita si uno no esperase la muerte, pensó, y a esta idea, que nadie más pudo escuchar, se la llevó a la tumba.

sabato 4 luglio 2015

Hola, soy yo

Te conosco más de lo que se te conoce y más de lo que se debe de conocer a alguien. Te conosco más de lo que tú te conoces, más de lo que creo conocerte y más de lo que crees que te he conocido. Te conosco triste, desdichada, enfadada, amedrentada, extasiada, amada, comprada, orgullosa, feliz, satisfecha, arrepentida, inocente, curiosa, rebelde, agrandada, soñadora, constante, amable y repudiada; te conosco calmada, nerviosa, con frío y con ganas, temerosa y valiente, luchadora y abúlica, cuando lloras y cuando sonríes, cuando quemas la comida y cuando duermes muy cansada, cuando un mal día te hizo olvidar una noche estrellada, cuando te beso el cuello y nadie más en esta vida se esfuerza así por ser tocada. Te he visto en roles distintos, en espejos, en clubes y de mi mano, te he visto con sed y con hambre, con las palmas en el rostro, con el alma destrozada, te he querido te he llorado, te he observado mientras cantas, mientras gozas y tu andar por el mundo maquilla el gris de la velada. Es por estas razones, y por ninguna otra, que jamás tu aliento habrá de desear con más fuerza otro que no sea el mío. Es por eso que tus ojos no dejan de mirarme, ni cuando sueñas, ni cuando amas, ni cuando ríes, ni cuando lloras, ni cuando sientes que por fin puedes reemplazarme y sabes que te engañas.

sabato 13 giugno 2015

Para ella aunque no sepa

Ella debe ser algo así como una melodía de noches tristes de añoranza, de una belleza encomiable y de un dolor desgarrante. Una vez me atreví a decirle que me gusta con la mirada y con la mirada me respondió que también yo a ella, pero así como muda fue nuestra actuación, mudos fueron los resultados y mudo fue también el intermedio, ese que está de por medio y quién primero llegó, sin retrasos elegantes y sin retóricas brillantes, solo llegó y todo lo demás poco bastó. Ella es de las que abraza con el alma, de las que sonríen con esperanza, de las que no mienten ni por cobardía, de las que le prefieren compartir su tarde dichosa al mundo a pesar de que el imbécil mundo las haya olvidado; ella besa solo porque ama, bebe solo porque le divierte y baila solo porque lo siente, camina desesperada por rumbos indiscretos y bastardos si en soledad está, y sabe amar porque la vida se lo ha enseñado y no por otra cosa. La otra noche me percaté de que no tiene jamás reproches, era una ilusión bastante injusta, entonces le pregunté si lloraba por dentro y me abrió su poesía por minutos: descubrí la grandeza de su sentir, descubrí que no soy el único que ríe cuando también llora, descubrí que los seres más grandes jamás delatan así como así su grandeza y que en unas palabras, una continuidad de registro bajo de significados, uno puede encontrar el mundo. De esa forma me gustó, la luna estaba miel y la vida al límite de la mediocridad, quise tomarla de la mano, tocarle con los labios los suyos, que sus dientes juguen a amarse con los míos y que mis palmas hagan el amor con sus cabellos; quise que el tiempo se paralice, que las fuentes canten sin el bullicio de la gente, que los bustos regados a la deriva de los dioses y las diosas más hermosas del Olimpo observen el momento y envidien, sin querer, que por un instante vivimos ese infinito del que tanto hablaron los poetas. De esa forma me callé, y las ilusiones del futuro a su lado se desvanecieron y sus ojos que deseaban los míos se ensombrecieron, y su piel de leche se quitó el deseo de quererme querer y mi garganta muda y seca una vez más se privó de ese quid de auroras y orquídeas, de duendes y rubíes, de prosas y teatros, de ideas y revoluciones que es beber de su piel. De esa forma quise olvidar, y no pude, que alguien más la espera en su pieza para hacerle creer que no podrá vivir sin él por una noche más.

domenica 17 maggio 2015

Una sonrisa a la vida

No nos amábamos o quizás lo hacíamos, pero eso no importaba. ¿A caso algo importa cuando puedes ser sincero sin miedo?, como si uno tendría que preguntarse si eso que siente, que lo despierta con la sonrisa en el rostro y le regala sueños, los más bizarros pero también los más hermosos, es precisamente el amor. Como si no estuviese uno demasiado ocupado de la mano o de la cintura o de sus ojos tendido y por su alma acariciado, como si uno no intentara dar todo lo que tiene, c...omo nunca antes hubiese pensado y cada vez se sientiera más dichoso y lo espectacular de la alegría que es por fin valer, no impregnase cada recodo de la existencia.
No preguntábamos mucho, la verdad nos pasábamos la mitad de nuestras vidas haciendo el amor, inmortalizando a cada momento esas cosas simples de las cuales estamos realmente hechos, priorizando un suspiro, unas lágrimas de alegría, una desnudez impecable, un pudor inocente, un sudor reprimido y dos cuerpos tendidos en eso que muchos han querido llamar paraíso. Lo demás del tiempo lo dedicábamos a nuestros hobbies, los suyos se convirtieron en los míos, los míos fueron los suyos, y aunque a veces salíamos para demostrarle al mundo que la felicidad existe, no había mejor lugar que nuestro lecho. Nos amábamos ¿o no?, tal vez no suceda otra vez, o me estoy equivocando, o el amor es más, pero ¿a caso importa? Si sonreímos por sensateces, si bebimos de la alegría, ya es suficiente y más.

sabato 2 maggio 2015

Después de Luna y de sus verdugos

A Luna siempre le han gustado mis labios en su espalda, en sus labios y en su sexo. Ella jamás agradece y cuando me hace el amor, lo hace de tal modo, que pareciera que en verdad me ama. Yo le pregunto a veces, mientras fantasticamos bajo las sábanas, si no existe rencor o remordimiento, en ese corazoncito que parece tan bondadoso o en esos ojitos que no saben mentir; ella me dice que la venganza es una estupidez que han creado los débiles y que si su alma, concebiera, su amor por mí, como una especie de repudio a su novio, sería la primera en terminar con ambos, y eso es algo que yo no quisiera, porque la deseo a cada instante, y no me importa nada más cuando la recuesto en mi pecho y juego con sus cabellos, pensando en futuros utópicos y en caminos largos con finales felices. A veces me he preguntado, si acaso él, viéndola en desnudez, se deslumbre a cada respiro y ame la belleza inmortal que está rozando este mundo, una vez más por-que-sí, porque ella quiere y porque se lo puede permitir; a veces le escribo y me basta una mirada para lograr páginas y páginas de derroche de amor y de placer, a veces también la dibujo: sus curvas, mis trazos y un éxtasis en la habitación; a veces quisiera ser solo yo, y luego me convenso, estúpidamente, de que soy mejor amante que novio, aseveración frecuente, de acuerdo a mi experiencia y de la cual no puedo escapar; a veces sé solamente que me gustaría pasar el tiempo que no paso a su lado, junto a ella, y escapo a la calle a llorar, y el cielo llora conmigo, y sin buscarla la busco, y sin verla la observo, un poco en todas partes, un poco en mis charcos y en el humo del cigarrillo que se escapa y jamás regresa, y temo, temo que también como el humo, ella se dé cuenta de que algo anda mal, y me deje, cansándose de jugar conmigo y con él. Luna es excepcional, es extrovertida e inteligente, le gusta bailar y beber, y también ser muy directa. Luna al principio me contaba de él, tenían muchos problemas, yo nunca quise entrometerme, pero eramos frágiles. La primera vez que nos amamos, yo y Luna, ella la quiso olvidar y me quiso desechar por miedo o qué sé yo, y yo ya estaba acostumbrado, pues mi egocentrismo que tanto aman al principio, siempre terminan odiándolo, por eso estaba preparado, pero no, alguna verdad le contó el viento y la trajo de vuelta a mí en una tarde gris de otoño; llorando me había dicho cuánto había odiado pecar pero al mismo tiempo me contó que no podía sacarme de su mente, yo le invité vino tinto, ella a mí sus caricias y así comenzó lo demás. La sociedad nos había hecho creer que somos malos, su familia no le permitía amar a alguien más y su rutina la había alimentado durante años hasta hacerla creer que no puede vivir sin él, pero todo esto eran más hipocresías que razones, era no querer ser juzgada y no querer huír de la costumbre -como si fuese una anciana-, y a estos males, yo los comprendo a pesar de no ser europeo, porque soy inteligente, y sin embargo quisiera mandarlos a la mierda y vivir con ella a solas, lejos de todo y de todos, pero de esta historia soy yo el tercero, el fácil de botar, el suplente de suplentes, un simple servidor, la verdad de su alma, la caricia que la enciende, los sueños de despedida y la canción que ha de recordar con mi mirada.

venerdì 1 maggio 2015

El cinismo más grande de la humanidad

Mientras más creces, cada vez, más veloces son tus días y se van, como todo, se van, pero no regresan. De pronto, lo que creíste haber vivido hace solo unos meses está realmente tan lejano por allá, años atrás y comienzas a preguntarte, por qué no tienes recuerdos más vecinos, y comienzas a preguntarte, sin en verdad lo que estás haciendo sea vivir. Las cosas dejan de saberte a lo mismo: la ilusión es más razonable, las deducciones son el pan de cada día y todo, todo es tan rutinario aunque no lo aparente, aunque día a día trates de comportarte distinto, aunque tus metas cambien a cada paso, todo se ha convertido en una monotonía absurda y gris. ¿Qué hacemos para escapar?, nada, intentamos ser felices por hipocresía, de una manera u otra, nos creemos la banalidad del "ser positivo" y engañamos a nuestros corazones, haciéndonos creer que esta mierda de existencia no se corrompe, haciéndonos creer que todavía los eventos valen lo mismo que hace unos años, y que ilusos somos, engañando a nuestra conciencia y sonriendo con reproches. Pero esta mentira no es tan fuerte, los resultados son tangibles, se ven en todos lados, nos aburrimos de todo tanto que comenzamos a envilecer nuestras mentes, por eso el estrés, la anciedad, la infidelidad, los suicidios, la irracionalidad, por eso un semblante distinto a cada día, más sumiso, más triste, más común y más adolorido, por eso unos envejecen rápido, por eso otros no soportan la realidad botándose de lleno en la fantasía de la locura y por eso mismo, muchos se dedican a la Maldad como profesión irrevocable. Y en esta existencia, ¿quién somos nosotros para decidir lo que debe de sucedernos?, si estamos tan sujetos, tan esclavizados, tan amedrentados por un motor de cinismo que se llama Sistema y que nosotros mismos hemos creado por ociosidad y al cual estamos tan ligados, que preferimos sufrir la condena por la eternidad que acabar de una vez con todo esto. Ahora nos preguntamos de manera arrogante si sabemos el significado de Felicidad y la verdad es que la divinidad de esa palabra repercute en mundos ajenos a los nuestros, pues como el Amor, a ambas las creamos con el afán de ser algo Más desde el principio y no hemos conseguido más que ser Menos, y cada día nuestra involución absorve nuestras modalidades de almas, y cada día somos menos pasión y cada día somos más estupidez, y cada día erramos más en un abismo, continuando en la miseria más esta absurda manía de vivir, porque sin duda alguna, Vivir se ha convertido en la mentira más grande de la historia.


domenica 12 aprile 2015

El sinpar

Con tus lentesitos de sol y un poemario, así te recuerdo esa tarde de verano en la estación de trenes. Me contaste porque en París a uno le comienza a gustar el arte y yo me enamoré de París y de ti. Escuchamos algo algo así como una canción, "los argentinos de rock sí que saben", te dije, tú mirabas las estrellas como si escondieran algo y las estrellas te miraban a ti como envidiandote. "¿Quieres ser mi musa?", te dije, así con un respeto de hombre gentil y tú sonreíste, "la vida es bella", dijiste y nos abrazamos. Otras veces bebimos y fumamos mucho, e hicimos el amor en casi todos los rincones de la existencia; cuando estuvimos a solas bailabamos como dos locos y carcajeamos como nunca, tú me enseñaste que la única cosa más hermosa que tu cuerpo es tu mirada y yo creo que te enseñé a amar de verdad. Así nos la hemos pasado, felices, no había nada más interesante que escucharnos hablar, no había nada mejor que lo que nos gustaba, no había mundo sin ti. Una noche con aguacero me besaste en la frente con la ternura de un niño, no era tu adiós, no existieron jamás adioses con nosotros, era solo tu forma bonita de decirme "hasta la próxima". Lloré por estúpido y tú regresaste a él, nada funcionó entre ustedes, las cosas eran peor y me llamabas por las noches para recordar que un día fuimos felices juntos, yo te exijía que lo dejes sin ningún derecho, pero tú no lo hiciste. Quizás ahora de casados se lleven por fin mejor, lo noto porque has dejado de buscarme, no te preocupes, no pasa nada, estoy acostumbrado a ser el tercero.

https://www.youtube.com/watch?v=Ln7BIW8C5R8

giovedì 9 aprile 2015

El suicida de turno

Tengo un instinto suicida; aquellos quienes me conocen lo saben y me comprenden, y tambièn Pizarnik me comprende. A veces quiero morir, dejarme andar quizàs o cansarme definitivamente de que me importen tanto las cosas que nadie màs quiere ver. Pavese tambièn me ha entendido, y èl dirìa que vivir es como estar eternamente enamorado, pues es de cara al amor, cuando uno se da cuenta de lo ìnfimo que resulta ser en comparaciòn con el mundo. No es novedad que me quiera matar: si todo les doliese, ¿no abrazarìan tambièn ustedes al suicidio?, talvès si habrìan de caminar los mismos senderos que yo, desearìan tambièn acabarse. No me apena el hecho, no es de entristecerse, la verdad no es ni de comentar, pero como todo tiene una razòn de ser en esta suerte de sueño empedernido, he aquì mi razòn: quizàs alguien por ahì, no tan fuerte de moral y con un alma podrida. como la mìa, encontrarìa un placer casi fetichista en quitarme la vida; quizàs esa persona estè leyendo esto, quizàs me haga un gran favor. Es asì como se buscan los verdugos hoy en dìa, en Facebook, porque todo està aquì y terminarà de la misma manera, y aùn ando yo, por calles oscuras, escribiendo una carta a alguien quièn por amor, tambièn me podrìa matar.
Nosotros, los poetas suicidas, hemos entendido tantas cosas que ustedes todavìa no saben, que les costarà saber y que no se querràn enterar, y esas cosas inservibles, son aquellas mismas, las que nos mantienen lejos de todo, incomprendidos y aislados, prodigios de la mierda dirìa Bukowski. Safo y yo compartimos ese sabor a nada, ¡ven que tenìa razòn cuando decìa que ellas sienten màs!, si hay màs poetizas suicidas que poetas y las entiendo, he entendido siempre a las mujeres, he aprendido a ser buen amante y a ser interesante solamente por ellas, y hasta he aprendido a amar. ¡Pero basta de juegos!, la dama que busco en esta tarde gris se llama LaMorte, es de una belleza exquisita, no se dirìa que lleve tantos años encima, quisiera como Espronceda, poder besarla, y en esa piel de leche hundirme hasta lograr desfallecer. LaMorte debe de vestir muy elegante y de seguro tiene esa mirada de imponencia que amo en aquellas que me suelen gustar màs que las demàs, y quizàs sabiendo hacer, como hasta ahora, podrìa tambièn yo enamorarla, atraerla con palabras y sonrisas, limitarla a extrañar mi mirada cada vez hasta que se decida por fin y me lleve con ella.

mercoledì 18 marzo 2015

Room-rum

Por esas épocas me encantaba estar en casa, pedir fasfood en delivery o salir a comprar cualquier chuchería en la esquina aborreciendo un poquito al aire, porque no tenía tu olor. Dentro de la habitación todo era tan distinto, música, algún cigarro encendido y dos cuerpos tendidos en el lecho, sábanas regadas por todas partes, comida en los sofás, puchitos en el suelo, era todo tan sucio, tan desordenado y nos encantaba. Ese era el mundo y todo lo que veíamos fuera de él (mi universidad, el cultural, las amistades, las fiestas, las sorpresas repentinas), todo ello no era nada, era como la otra cara de la vida, como los sueños, que aunque maravillosos no delimitan nada los tiempos en los que existimos. Ese mundo, que nos agradaba, caliente y con olor a sexo, y a tabaco y a alcohol y otras cosas, ese ambiente de humo rosa que nos llamaba tanto a vivir. Ese mundo era nosotros, una habitación de unos cuantos por cuantos que no llegaba ni a garage, ahí bailábamos, saltábamos, nos divertíamos, era nuestro comedor, nuestro cine y nuestro lienzo, nuestra disco y nuestro hotel, nuestro bar y el catecismo, nuestro inglés y nuestro único mejor amigo, todo en uno y nosotros en él, testigo de tantas ocasiones, bromas ridículas y llantos calculados. Ese mundo era "casa", esa que no tuvimos, esa a donde llegas y siempre hay alguien tan tierna y durmiendo después de francés, tan interesado en el film después de artes plásticas, siempre el rostro que adorabamos ver, un gran abrazo en espera, una conviencia más fuerte en cercanía que cualquier matrimonio... Como odiaba salir, todo era perfecto a nuestra manera, adentro, yo te escribía, te creaba en papel, ahí mismo, junto a un vaso de wiskhy, mientras tú me ibas pintando, arrojabas las acuerales y los esmaltes, y los lapices y el logotipo, y decidías de que color estaba yo hoy, y fumabas marihuana como loca, y te desesperabas al no descubrirme, instantes después me estabas amando, mi prostituta favorita y tu maldito villano, malicia y perversión que al día siguiente no eran más que amor, que las caricias nos hacen infinitos y los besos nos dan vida, que afuera no hay nada bueno y que podemos morir juntos, que nuestras almas no encuentran alivio mas que cuando están juntas y que ese mundo, es el único mundo, que como nosotros se puede llamar, que tiene tantas cicatrices que le hicimos por pasión y que sus colores no se borran a pesar del tiempo, ni las cartas, ni los símbolos de nuestro amor, y nada ni nadie nunca se comparará a ese lugarcito, en su plena humildad y con derecho, el más majestuoso aposento que ha podido existir en este y en el otro y más aun, en el Olimpo.

venerdì 27 febbraio 2015

El alma en las raíces

Allá por dónde la cordillera y las montañas que se pintan de blanco, me contaron, no existe la delincuencia como fruto de la ignorancia, allí es más bien especie de arcoiris con mucha escarcha. Allá los carnavales se tiñen de tradición, los bailes típicos y los trajes, el aguardiente y la pachamanca, la virgencita y el wayno indígena. Así me decía un compatriota al otro lado del mundo, renegando, añadía que en Lima las cosas jamás fueron las mismas y yo que me sentía tan conforme del azfalto y las nubes grises también le conté mi tradición; le dije del vals y la marinera de los domingos, del cebiche y las demás maravillas marinas, de los amaneceres en el malecón y de las chelas en el barrio. Y aunque no nos comprendimos, supimos que el Perú es grande, yo lo envidié como no había hecho en mi vida, porque yo no conosco todas las tierras que pisó Arguedas y estoy muy lejos de ser el criollo José Antonio, y mi ignorancia de las tradiciones comienza y acaba en unos libros de Matto de Turner y Scorza; unos indiecitos pintados por un tal Sabogal; las canciones que nos eseñaron en primaria; algunos platos típicos hechos de la tierra y en la tierra, e inciertos documentales y propaganda del Imperio. Fui ignorante, lo soy incluso, de la ironía de mi país, y si el destino fuese más amable, dejaría de llevarme de aquí hacia allá dentro de Europa, y comenzaría a llevarme de aquí hacia allá dentro de nuestra multicultural patria, en dónde el realismo mágico no es una corriente literaria, si no una realidad casi tangible, en dónde la contaminación es una distopía y en dónde las cosas más simples nos hacen felices de una felicidad que no experimentó nunca quién vivió siempre en ciudad, de un goce casi siniestro y dueño de todo, en dónde los paisajes, por supuesto, inspiran hasta a la peor alma, en dónde no muere nuestro pasado, en dónde es rica nuestra cultura. Yo te extraño, Perú, tanto que no te pienso y por eso mi conciencia se ha molestado conmigo y hoy me ha hecho más que nunca llorar lágrimas por tu ausencia y me ha hecho soñar a las personas por las que quiero volver, todas son una, y una son todas, y se lo merecen más que yo, a mi cariño. Hay gente aquí, otros seres sombríos que odian ser ellos mismos y odian a los suyos, y odian su cultura y sus orígenes, y reniegan de ese país-tortura que los vio nacer, del racismo que ellos mismos inculcan y de la delincuencia de la que son dueños también; a ellos los tengo bien lejitos de mi corazón, sin aborrecerlos, porque ellos no saben de lo que se pierden, no saben de lo que se han perdido en sus décadas de existencia y no sabrán lo que verdaderament es el Perú si no abren un poquito los ojos; pero qué más da, si ni la cultura de los que los hospitan aprecian, no saben de Garibaldi como no saben de San Martín, ni de Tupac Amaru ni de Mazzini; ajenos a sus oídos son Bocaccio y Aligheri, como lo son Vallejo y Ribeyro; para ellos César es un nombre e Inka un oprobio; aquellos que no tienen patria, su existencia pasará inadvertida y sus cenizas se unirán a cualquier cosa menos a la tierra. Yo sí tengo patria y por cierto no es esta, aunque me pague los estudios, mi patria es parte de algo más sin ser tan vieja, mi patria tiene penas que aquí ya no existen, mi patria tiene sonrisas que acá no hay; por eso y por todo la he amado como a todas mis amantes y a los mios, como a mis comidas y a mi música, como a mi arte y a Escribir.

giovedì 19 febbraio 2015

Biología de la adicción

Mi cuerpo se despertó con ganas de fumar, no fui yo, lo juro que fue mi cuerpo, si yo ni siquiera extrañaba la acción y anoche (si se puede decir anoche al lapso de tiempo que pasa de seis de la mañana a dos de la tarde) soñé con mucha marihuana, aunque también soñé con ella, ¿quién sabe por qué las relaciono tanto?, quizás porque me gustan ambas con una intensidad desmedida y algo en mí -como mi conciencia- me trata de convencer de que no son más que veneno. Pero el hecho de soñar ya es bastante grave, me sentí como cuando por falta de sexo se me da por tener sueños húmedos; bueno, dos cosas a tal punto eran ciertas: me faltaba fumar y, no sé si más o menos importante, me faltaba ella. Llamé a Paco -por las puras francamente-, anduvimos por horas buscando hierba, nada que ver con este país hipócrita que no la legaliza, se ahorrarían tantas cosas y ayudaría a crecer su tan mediocre economía. Encontramos a los negros; sí, de esta parte del mundo son más lo africanos quienes se dedican a despachar estas cosas. Un producto de mierda, todavía tuve que exigir -algo que odio hacer- para que me sirvieran lo adecuado; ahora nos acabamos el "combo" y nada que ver; en Lima se encuentra mejor y más facil, ¡cómo extraño mi país carajo! Ella estará por allá sin estos problemas de si sí o no cuando llueve muy fuerte, o de si haya algo abierto después de las ocho; amando bajo ese calor -reconozcámoslo- una se olvida fácil de mí; comiendo esa comida, ufff, ¿quién mierda se fuera de allí?, aquí estamos los huevones, por pensar que Europa y el arte y esos cuentos que nos metieron los artistas latinoamericanos, y también por nuestra estupidez, por pensar que París es Europa, por no saber que París es único en su especie y que ni Venecia ni Roma, ni Barcelona ni Madrid, ni Francoforte ni Londres son París. Los resultados son tangibles: mala hierba, tabaco a precios altos, leyes hasta el culo, universidades descuidadas, adicciones interminables, lluvia infinita, frío desastroso y cuántas rémoras más que no acabaría de describir; pero sinceramente, nada de todo esto me podría haber dolido más que el hecho de no estar cerca a ella. Mejor me vi una película para no pensar en todo lo que me está quitando Vicenza y en todo lo que se están divirtiendo por allá, mi promoción escolar, mis amigos del barrio y de la universidad -que para variar- suben fotos al Facebook diariamente de lo bonitas que son las playas y las discotecas en la costa del Perú y en otras partes, sin este frío que quema, sin esta gente que aburre; una de Kubrick por vez 'cuchumil', me gusta tanto como juega con las cámaras aunque ni idea tengo de los nombres técnicos de sus tomas, pero normal, tampoco tuve que aprender teoría para darme cuenta de que Gabo es el único regionalista latinoamericano que es leído en todo el mundo. Pero nada me resuelve Kubrick, ni siquiera la hierba estafada; así que después de tanto hueveo, me toca un poco de lingüística, digo, por algo estoy aquí, la bendita universidad, y lo peor es que cada vez más, me convenso de que a ser escritor nadie te puede enseñar, yo mismo, encerrándome con filosofía moderna y algunos de los grandes por tres meses, haría más progresos en mi arte que con mis tres años de universidad, pero ya saben, si no es convención es tendencia, en mi caso es el plan b y para que nadie me joda con que no tendré un buen trabajo si sigo pisando al vacío. La lingüística me aterra, la entiendo pero no la memorizo y mi examen es el martes, y es increíble como después de cada párrafo y poco a poco, me revuelven la cabeza las imágenes que hasta ahora no recordaba de ella anoche; es como si este pedacito de lucidez que consigo cuando estudio, me haya sanado tanto la cabeza que hasta mis sueños me hace recordar, en una suerte de confusión de argumentos tan loca como mi ex. Entonces: la categoría de las lenguas flexibles, a la cual, pertenece el italiano, se diferencia de tres distintas categorías y que hermosos son tus ojos cuando brillan y me hacen pensar en un universo dentro de ellos; tú no eres una isla, eres un mundo lleno de amor y de las lenguas del tipo SOV son las más frecuentes de las casi siete mil lenguas del mundo, seguidas por las del tipo SVO, entre las cuales el español, y de la suave forma de tu andar en esa ¿fiesta? en la que te seguía como un perro, como jamás lo hice, para decirte que te extraño. Bueno algo así, sucesivamente por toda la noche, hasta que mis ojos se cansaron pues otra vez las seis, y el texto, de tanto ser confundido, ya piensa hasta él más en los labios de ella que en las lenguas indoeruropeas, y de seguro también la imagen de ella está cansada de ser evocada cada cierto tiempo por mi conciencia sin encontrar más iniciativa que mi recuerdo, entre marihuana y Kubrick, entre lingüística e Italia; sin saber que las personas como yo, no necesitamos decir que amamos para creerlo, y que al contrario, mientras menos lo digamos más sentimos, y vamos, no se haga la tonta, que en este idioma mudo nos diplomamos los dos ya hace tiempo.

domenica 1 febbraio 2015

Esa parte de mi alma

Porque después del gusto viene el disgusto habían dicho tantas veces, y tantas otras, esta vida había querido demostrarlo. El arrepentimiento, ese maricón; un libro abierto, posado sutilmente en el sofá; las continuas imagenes de un recuerdo que jamás vi, y que hacen mal, porque mis alucinaciones suelen tener alas y cuernitos; y la taza de café en la mesita de centro. Café, de las drogas que el mundo occidental no puede prohibir; en el 800 uno o muchos escritores italianos le hicieron un homenaje al café, sí que son absurdos por este lado del mundo, yo jamás le hubiese hecho un homenaje al pan con mantequilla o al arroz en las comidas, pero no importa, el libro está abierto y sin ser leído, creo que es un pecado más capital. Repaso las primeras líneas, son versos decasílabos escritos en gallego-portugués, sí que es anormal este poema, pobrecitos sus creadores, ellos creyeron que hacían una novela y yo con este agobio, solo puedo creer que ni el café ni el libro sirven para estos males de amor. Si al menos en sus casi quinientas páginas, Florentino hubiese encontrado una cura, pero no, él no quería curarse, y muy en el fondo, tal vez, tampoco yo. El ser humano, dicen los amantes de la ciencia, tiene la capacidad de percibir 24 imágenes por segundo; yo no me entiendo de ciencias, pero cada vez que sueño con tus ojos, me parece vivir tres o cuatro años de más, ¿y si la ciencia no funcionara cuando el amor? Por supuesto, esta angustia no será eterna, ni el asco, ni la ilusión, y no sé ni porqué escribo esto, quizás porque el arte, ese largo sendero hacia la divinidad, no me deja en paz desde hace mucho, y las cosas que hace, a tu brillor le agrega escarcha, a tu belleza imponencia y a tus ideas, retórica; el arte, si en la antigüedad también la ciencia era una de las grandes artes y la filosofía y la retórica una vez más, y posiblemente también la lucha. Ahora me encuentro con dos ejemplares distintos de un mismo cuento, ambos escritos en normando, y no puedo no reprocharte que hayas dejado a esta humilde carne sin su luz, derrepente una gota en el libro, cae de mi mejilla, clavándose en el ejemplar de Oxford, en el cual Tristán elije una imitación de su amada, pero yo no quiero imitaciones, ni alguien con tu nombre, ni con tu belleza, mucho menos con tu peculiar forma de ser, yo quiero una tú, hecha y derecha, y no puedo dejar de culparme, precisamente porque tú nunca quisiste un yo, y no te culpo; las personas como yo tienen mucho que dejar en cada uno, las personas como yo solo saben regalar tristezas y en nuestra inocencia, nos sentimos Platón, pero abrirles los ojos no es algo que sirva, sobretodo cuando los tontos viven mejor. Eso yo te había dado, un pedacito de mi alma, pero no como a este libro medieval mi lluvia, ni como a esa taza de café mis reflexiones, ni como a este recuerdo mi imaginación, yo te había dado esa parte de mi alma, como se da el sol al día, como se da la belleza al tiempo.